domingo, 21 de diciembre de 2008

El sentido de la oportunidad

Las oportunidades están en todas partes, pero ¿Quién las ve? ¿Cuántos de nosotros estamos alertas para no dejarlas pasar? ¿Cómo podemos disponernos a no perder nuestra oportunidad?
Lo primero que hay que hacer para convertirse en un excelente cazador de oportunidades es saber lo que se quiere. Para esto, el tener nuestros objetivos claros es el primer paso a dar. Luego lo más importante es estar alertas y percibir nuestro entorno con los “seis sentidos”. Finalmente, es solo a través de la acción que conseguiremos resultados.
Hablamos de seis sentidos porque, a parte de incluir los cinco sentidos del cuerpo, consideramos importante el sexto sentido de la intuición. Con estos seis sentidos percibimos el mundo y lo que nos presenta en el espectro más amplio.
Ahora bien ¿Cómo relacionamos estos sentidos con la búsqueda de oportunidades?. La respuesta es manteniendo una atención conciente en nuestros sentidos. Juan Carlos Cubeiro, en su libro “La sensación de fluidez” hace unos comentarios interesantes que aquí aprovechamos para exponer la idea:
La vista es el sentido más amplio en longitud; aunque está limitado en el espectro, ya que nos permite percibir las cosas solo en un ángulo de 180º. Suele darnos la primera impresión. Ver con atención es observar. Cuando hablamos de oportunidades nos referimos a la perspectiva del observador, mirar el horizonte y tener “visión de futuro”.
Los humanos no tenemos el olfato tan desarrollado como algunos animales, pero igualmente podemos percibir olores a cierta distancia y desde cualquier dirección. Se suele decir que el “buen olfato” es la sagacidad para descubrir lo que aparentemente está oculto. En el mundo empresarial se habla de tener olfato para los negocios.
El oído se aprovecha a menor distancia. Oír con atención se llama “escucha activa” y nos permite tener una relación de comprensión con las demás personas, desarrolla la empatía y hace que no nos perdamos los mensajes que hay implícitos y explícitos en todo proceso de comunicación auditiva.
Para el tacto ya hace falta mayor cercanía; es solo a través del contacto con el cuerpo que es posible aprovechar este sentido; es una cuestión de intimidad. El tacto con atención amplia nuestro conocimiento sensible mucho más allá de lo agradable y desagradable. También hablamos de “tacto” en el trato con los demás y esta es una forma de mantener una relación de confianza y respeto; también se trata de valorar a los demás y desarrollar la virtud de la discreción. Nuestras relaciones son una fuente importante de oportunidades y debemos hacer cuanto sea necesario para mantenerlas sanas y confiables.
El gusto solo es aprovechable cuando hemos incorporado en nuestro cuerpo, a través de la boca, lo que estamos degustando. El gusto con atención nos lleva al buen gusto; es la facultad de percibir y buscar lo bello. Se trata de “interiorizar”, de hacer nuestra la información que percibimos desde el exterior.
La intuición es el menos conocido de nuestros sentidos ¿sabemos de donde viene?. Cuando hablamos de intuición no nos referimos a la extraordinaria capacidad analítica que tienen algunas personas y que les permite predecir resultados que pueden ser acertados hasta cierto punto. Esta intuición que queremos resaltar no necesita información del exterior, “simplemente SABE”. Es una voz que habla con sabiduría pero que raramente escuchamos; tal vez porque no confiamos en ella. El día que escuchamos, entonces nos preguntamos: ¿A quien debo seguir: a la razón o al corazón?. Las “decisiones del corazón” suelen ser las más duras; pero también las más satisfactorias. Son las que nos dan verdadera experiencia.
En nuestros cursos de definición de objetivos resaltamos la importancia de desarrollar los cinco sentidos del cuerpo y la intuición; por eso sugerimos lo siguiente:
La complejidad del proceso de cata de vinos; en el cual intervienen los cinco sentidos, lo convierte en un excelente ejercicio de percepción.
Ciertos tipos de meditación sugieren mantener una atención consciente mientras ingerimos nuestros alimentos. Hacemos un recorrido por nuestros sentidos en la medida en que se nos presentan los platos; empezando por un vistazo a la presentación, captando los colores, brillos y texturas; seguidamente percibimos los olores, identificamos los condimentos y esencias. Cuando pinchamos o mordemos la comida podemos escuchar el crujir de los vegetales o el chasquido de las carnes; a la vez que sentimos la presión que hacemos con el cubierto o los dientes. El pan cruje cuando lo partimos, el cuchillo suena cuando roza la rebanada al untar la mantequilla. Al introducir los alimentos en la boca sentimos su peso, temperatura, formas, texturas y sabores; aprovechamos toda la lengua que se llena de sensaciones gustativas y sentimos de nuevo el olor de los alimentos en nuestra boca. Todo esto le permite no solo aprovechar mejor sus alimentos, sino también mantener su atención en un acto tan delicioso.
Una actitud abierta ante la naturaleza también es fuente de muchas sensaciones.
Practicar cualquier tipo de expresión artística también nos ayuda a ejercitar ambos hemisferios del cerebro y a ser más creativos.
La práctica de ciertas artes marciales, como el Aikido o el Nei Kung, entre otras, les permiten desarrollar cierta percepción intuitiva. Algunos ejercicios que se realizan nos mantienen alertas anteponiéndonos a un ataque y previendo movimientos del adversario; de esta manera se amplía nuestra confianza en este tipo de percepciones extrasensoriales. La capoeira es un juego de ritmo, sincronía de movimientos y expresión corporal creativa muy completo, a la vez de ser un ejercicio exigente.
Todas estas prácticas nos darán un sentido más amplio de la oportunidad, manteniéndonos en una atención conciente sostenida que nos permita disfrutar y aprovechar el “aquí y ahora”, estar alertas y lograr nuestros objetivos sin ansiedades.

lunes, 15 de diciembre de 2008

El país del miedo

¿Cómo describirías el país del miedo; un lugar imaginario donde se haría realidad todo lo que temes?

Recientemente leí un libro titulado “El país del miedo” de Isaac Rosa. Se trata de una novela en la que el personaje principal se ve involucrado en un pequeño incidente en el colegio de su hijo, que podría solucionarse de manera sencilla, pero se complica por sus miedos que le impiden tomar decisiones.

Mientras transcurre la trama el autor indaga en el origen de ese miedo ambiental. Recorriendo los miedos del personaje no se puede evitar identificarse con alguno de sus miedos: recibir una paliza, ser asaltado, que entren en su casa mientras duerme, que rapten a su hijo; pero también teme a la agresividad de sus vecinos, a los adolescentes violentos, a los pobres, a los extraños, a los inmigrantes. ¿Hasta que punto son exagerados o infundados estos miedos?.

En esta novela se descubre como se construyen y propagan los temores, y el peso que los relatos de ficción, las noticias y los comentarios de calle tienen en la extensión de un miedo que acaba siendo una forma de dominación, que nos lleva a aceptar formas abusivas de protección y a respuestas defensivas que nos hacen sentir más vulnerables.

Es una lectura recomendable. Nos sirve para hacernos conscientes de en qué manera nos dejamos influenciar por la información atemorizante que nos llega constantemente por distintos medios de comunicación.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Desayuno de Negocios AJE-IMFE

El día 3 de diciembre nos reunimos un grupo de aproximadamente 50 empresarios y emprendedores en un desayuno de negocios organizado por AJE y el IMFE. Durante el evento participamos en un coloquio sobre la "Comunicación en la empresa", desayunamos haciendo networking (cosa importante) y algunas empresas tuvimos la oportunidad de exponer nuestros servicios ante las demás.
En el video que aquí presentamos podrán ver la exposición que hicimos sobre nuestros servicios y la labor que hemos realizado durante el año 2008.

viernes, 5 de diciembre de 2008

El fracaso no existe

El fracaso es una ilusión y, como tal, desaparece toda vez que nos hacemos conscientes de su inexistencia.
Si la afirmación inicial le ha impactado, debemos advertirle que este artículo ha sido escrito de forma contundente y rotunda, con la intención de minar una creencia profundamente arraigada en nuestras sociedades orientadas al éxito y que sostiene uno de los miedos más limitantes de nuestros tiempos: el miedo al fracaso.
Si usted acepta las ideas que plantearemos en este escrito, dará un paso importante en la liberación de su potencial creativo. Si no puede aceptarlas, no pasará nada distinto a lo que ha estado pasando en su vida. Juzgue usted mismo.
Fracasado es un adjetivo que no gusta a nadie y puede ser uno de los peores insultos que puede recibir cualquiera. Las personas que sostienen la ilusión del fracaso en sus vidas suelen manifestar serios problemas emocionales; caracterizados por sentimientos de frustración, culpa, desgano y apatía, entre otros sentimientos negativos. Al no poder soportar dichos sentimientos optan por compartirlos con otras personas que comparten sus ideas o manifestarlos en forma de envidia, rencor o sabotaje hacia las personas orientadas al éxito. Esas mismas personas pueden sentirse profundamente dolidas al hacerse conscientes de que el mantener esta idea consigue que caigan reiteradamente en situaciones que reafirman esta condición.
“Sea un profeta de sus fracasos y será un profeta de éxito”. Esta frase nos sugiere la idea de la profecía autocumplida. Toda vez que iniciamos un proyecto (llámese matrimonio, maternidad, paternidad, trabajo, empresa, etc.) con la certeza de que no funcionará, haremos lo posible, consciente o inconscientemente, para que fracase o, por otra parte, no haremos lo suficiente para que tenga éxito. Después coronamos el suceso con la frase reafirmante “Ya sabía yo que no funcionaría”. A veces solo basta con la duda inicial para iniciar una espiral decreciente que lleva el proyecto al resultado no deseado.
El antídoto para el fracaso se llama RESPONSABILIDAD. Toda vez que aceptamos la responsabilidad de los resultados de todo lo que pensamos, decimos o hacemos, asumimos el poder que tenemos sobre estos resultados. Es importante recordar que el considerar las circunstancias y elementos ajenos a nosotros, la forma en que ellos nos afectan y el como lidiar con ellos también es nuestra responsabilidad. Las personas que aceptan la causalidad en todos los fenómenos de la vida reconocen que en todo momento siembran las semillas causales de los efectos que cosecharán en el futuro. Las enseñanzas budistas nos hablan con bastante propiedad sobre esta ley de causa y efecto o karma.
El fracaso es fracaso hasta que lo convertimos en EXPERIENCIA. Un resultado no deseado permite evaluar el desempeño realizado con miras a emprender nuevas estrategias o plantear nuevos objetivos más acordes con las capacidades de la(s) persona(s) implicada(s) en un proyecto a fin de alcanzar el éxito. De esta forma se convierte en la oportunidad de ver que hay una forma mejor de hacer las cosas y más adaptada a nuestras capacidades.
Toda persona que acumula experiencias y aprende de ellas tiene el éxito asegurado. Cuando damos importancia a las experiencias nos fijamos en el camino mientras lo recorremos; el viaje se hace agradable y provechoso y lo disfrutamos tanto como la idea de llegar al destino deseado. Finalmente nos damos cuenta de que el éxito está en aprovechar el camino. Así que no te detengas y abre los ojos.